lunes, 10 de octubre de 2011

"Viajero del tiempo" Junio de 2011

Hace unos meses escribí este texto para el libro de fiestas de mi pueblo. Me llenó de orgullo y satisfacción cual Borbón navideño que desde la comisión de fiestas me invitaran a escribir, pero de repente me surgieron dudas. La idea era escribir un texto "sobre aquello que hago en mi trabajo", pero no podía soltar ahí una mamarrachada cualquiera. Es un libro de fiestas, tiene que tener sentido que algo esté escrito allí. La gente a la que se invita a participar en el libro de fiestas suele escribir sobre el pueblo, ¡pero yo no podía hacer eso! Estuve dándole vueltas en la cabeza mucho tiempo, hasta que un día, mirando a través de la ventanilla del pick-up del trabajo, volviendo de una excavación, me vino la inspiración. Os dejo el texto íntegro:


De crío, una de mis fantasías recurrentes era viajar en el tiempo. En la puerta de mi casa, mientras jugaba con mis dinosaurios de plástico, miraba a lo lejos, y me preguntaba cómo debían ser los alrededores de Llocnou en otras épocas: cómo sería en la época de los romanos, si alguna vez pasaría cerca algún cavernícola o, la mayoría de veces, cómo sería el sitio que ahora ocupa nuestro pueblo durante la era de los dinosaurios. De niño, mientras jugaba por las calles o por la plaza durante nuestras fiestas del Corpus, todo quedaba en un juego de niños, en el que la imaginación hacía el resto.

Mucho ha llovido desde entonces, y cada vez he ido pasando menos tiempo en nuestro querido pueblo. Tras la universidad, las circunstancias de la vida me han hecho desplazarme fuera de Llocnou por razones laborales hasta Teruel. Y durante todo este tiempo mi forma de ver el mundo ha cambiado tanto como los alrededores de nuestro pueblo. Ahora para viajar en el tiempo no me hace falta la imaginación. Todos los días en mi trabajo, al observar una roca no vemos una simple piedra, sino un puñado de arena de una playa jurásica. Echamos un vistazo a las montañas que rodean Riodeva y no vemos campos de cultivo y explotaciones mineras: vemos escrito en sus rocas que aquella región fue una zona costera en la que desembocaban algunos ríos. Este viaje en el tiempo continuo me ha permitido ser partícipe de experiencias inolvidables, como el hallazgo de un fémur de dinosaurio de casi dos metros el pasado verano, que tuvo una gran repercusión mediática en todo el mundo. En mi día a día me veo arrastrado a un tiempo remoto, a finales del periodo que los paleontólogos llamamos Jurásico, cuando gigantescos dinosaurios se paseaban por la península y las primeras aves emprendían su vuelo. Y aunque lo hagamos a diario, se trata de un viaje largo, hasta hace 145 millones de años. Manejar semejantes cifras es difícil hasta que te acostumbras.

Ahora, cada vez que vuelvo a Llocnou y echo un vistazo a los alrededores, hoy plagados de centros comerciales, ya no necesito mi imaginación de niño para saber cómo era esta zona en el pasado. Ahora sé que las llanuras valencianas cercanas al mar, donde se asienta Llocnou, se han formado a lo largo de miles de años por la acumulación de la arena que arrastraban los ríos hacia su desembocadura. Por lo tanto, durante la época en la que vivieron los dinosaurios con los que trabajo no existiría tierra en el lugar ocupado por nuestro pueblo. En aquella época, las costas se encontraban mucho más adentro, donde hoy se sitúan las poblaciones de Los Serranos, como Tuéjar o Alpuente, y las localidades turolenses de Riodeva o Galve. Por lo tanto, en el lugar que hoy ocupan nuestras casas, encontraríamos mar abierto, plagado de ammonites (unos invertebrados semejantes a los calamares, pero con una concha enrollada en espiral) y de reptiles marinos semejantes a los dragones de las leyendas.

Mucho tiempo ha trascurrido desde que jugaba en la acera con mis primos cuando venían a visitarnos durante las fiestas del Corpus Christi. Aunque hoy, acostumbrado a moverme entre millones de años, dos décadas son un abrir y cerrar de ojos. Ahora si que soy un viajero del tiempo.

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